miércoles, 22 de diciembre de 2010

Tuve una oportunidad anterior de conversar por teléfono con Campanella hace unos meses. Acababa de salir El secreto de sus ojos y la gente iba a verla al cine con un ritmo inédito. Me parecía interesante “el fenómeno” -la doxa del periodismo impone su discurso: fenómeno- porque, en la ciudad desde la que escribo, a la gente le dicen que, en realidad, es pueblo y que su único entretenimiento legítimo es consumir mierda por televisión. Por aquella época sabía que Campanella dirigía House. Uno de esos datos que imponen presencia.

72 horas después del Oscar