domingo, 9 de enero de 2011

Medida por el arco de convulsiones políticas y culturales entre la crisis de 2001 y el año del Bicentenario, la primera década del siglo XXI es un marco útil para entender las inquietudes de una generación con un bagaje histórico propio. ¿Esa experiencia ha constituido una generación literaria propia en lo que va del nuevo siglo? Con una adolescencia traspasada por los '90 y una juventud que vio cómo ese mismo imaginario colapsaba, esta nueva generación tiene ya autores consolidados. Juan Diego Incardona (Villa Celina, 1971) y su rescate del imaginario popular peronista; Juan Terranova (Buenos Aires, 1975) y su trabajo sobre cómo los nuevos medios alteran las formas en que se concibe la realidad; Washington Cucurto (Quilmes, 1973) y su estetización del marginal como sujeto social que irrumpe entre los despojos del neoliberalismo, son autores de una obra, en todos los sentidos, significativa. Durante 2010, sin embargo, de la mano de proyectos autogestionados y editoriales independientes surgieron otras voces a tener en cuenta.

Literatura que tiene las marcas de la última década