miércoles, 22 de junio de 2011

Jorge Froján (65) coordina entregas a través de un celular y termina de definir el pago de otro trabajo por otra línea mientras revisa algunas fechas en la computadora. Él es el presidente de la Cooperativa R.SU.T Transporte, que hasta 2002 se llamaba Rabbione S.A. La empresa, dedicada a la distribución de distintas mercaderías, era parte de un largo legado familiar iniciado en 1932. “No invertían lo que había que invertir, se improvisaba todo el tiempo con los números, no se atendía a los clientes como es debido”, describe Froján el antiguo manejo gerencial de quienes en 2002 decidieron dar por terminada la existencia de una empresa que desde 2001 había sido abandonada por sus dueños, entre maniobras de venta no del todo claras y falta de pago a los empleados.

En aquel momento, eran apenas 9 trabajadores.
Hoy, después de un largo trabajo de autogestión y múltiples batallas legales, ya son 26 y dan trabajo de manera indirecta a otras 20. “Hoy acaba de volver otro ex compañero que se había ido en el 2003. Vino a preguntar si podía trabajar otra vez y por supuesto que le dijimos que sí”, cuenta Froján, que había entrado a trabajar en Rabbione S.A. cuando tenía 50 y que no se resignó a quedar fuera del mercado laboral cuando la empresa cerró.


Empresas recuperadas, la hora del riesgo